14 Nov 2025 La visión de John Henry Newman sigue siendo un faro para la universidad del siglo XXI (y para Villanueva)
La Universidad Villanueva celebró un evento especial para conmemorar el nombramiento de John Henry Newman como Doctor de la Iglesia, organizado en colaboración con la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria y la Editorial Encuentro. La mesa redonda, dedicada a reflexionar sobre la visión de Newman y su relevancia para la universidad del siglo XXI, contó con la participación de ponentes de primer nivel, entre ellos Higinio Marín Pedreño, profesor de filosofía y rector de la Universidad CEU Cardenal Herrera; Javier María Prades López, teólogo y antiguo rector de la Universidad San Dámaso; y Don José Fernández Castiella, quien moderó la sesión.
Javier María Prades López destaca la profunda visión educativa de Newman, centrada en la formación universitaria. Proveniente de Oxford, Newman combina su experiencia académica con un espíritu pastoral, atento a las personas sencillas. Entre los aspectos de su enfoque que siguen vigentes, Prades señala la prioridad de la persona y su cuidado integral, la comprensión global del conocimiento frente a la fragmentación y especialización excesiva, así como la integración de los saberes respetando la disciplina y fomentando la comunicación entre ellos.
Otro punto esencial es la dimensión ética y religiosa que Newman incorpora a la educación, promoviendo la unidad de la persona y el desarrollo de una inteligencia amplia, capaz de permitir que cada disciplina florezca dentro de un universo de conocimientos interconectados.
Prades ofrece además un consejo a los jóvenes universitarios: “buscar experiencias que os conecten con la pasión y el entusiasmo de otros, profesores o compañeros, y dejaros contagiar por ese deseo de aprender y conocer”.
La universidad como espacio de saber y pasión
Para Higinio Marín Pedreño Newman sigue siendo relevante porque recuerda que la universidad no debe ser una escuela profesional centrada exclusivamente en la inserción laboral. Según Marín, la esencia del universitario se encuentra en el “saber liberal”: aprender a estimar el conocimiento por sí mismo, más allá de su utilidad inmediata. La pregunta que define a un universitario no es “¿para qué sirve esto?”, sino cómo el conocimiento enriquece integralmente la persona.
Newman concebía la universidad como un lugar de formación integral que fomenta la disciplina, la atención concentrada y la valoración de los saberes por su propio valor. Marín resalta la importancia de la gratuidad del conocimiento, entendida como compartir lo que se sabe con otros, y aconseja a los estudiantes seguir el ejemplo de profesores apasionados por su disciplina para despertar su propio amor por el saber.
Influencia personal y búsqueda de la verdad
Para Don José Fernández Castiella uno de los aspectos más vigentes del pensamiento de Newman es la “influencia personal”, que él considera más decisiva que la disciplina en la universidad. La capacidad de un profesor de transmitir entusiasmo por el conocimiento puede deslumbrar y motivar al estudiante, creando un ambiente propicio para el aprendizaje profundo.
Fernández Castiella subraya que la universidad debe ser un espacio de búsqueda de la verdad, donde profesores y alumnos participen en una “convivencia culta”, basada en la argumentación, el debate y el pensamiento crítico. El encuentro con un maestro apasionado puede transformar la experiencia universitaria, permitiendo al estudiante crecer y posteriormente contribuir al conocimiento de otros.
Newman y la universidad del siglo XXI
La reflexión sobre Newman nos invita a reconsiderar el valor de la universidad moderna, más allá de la formación profesional y la eficiencia tecnológica. Su pensamiento subraya la necesidad de una educación integral, humanista y apasionada, donde el conocimiento se valore por sí mismo, la influencia personal inspire y la búsqueda de la verdad guíe la vida académica.
La visión de John Henry Newman sigue siendo un faro para la universidad del siglo XXI, recordándonos la importancia de fomentar la curiosidad intelectual, la formación ética y la pasión por el saber. Su legado fue celebrado con motivo de su nombramiento como Doctor de la Iglesia, en una mesa redonda organizada por la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria y la Editorial Encuentro.